Una Transición Realista Hacia La Economía Digital

Una Transición Realista Hacia La Economía Digital

Aug 18, 2022

El efectivo ha sido y sigue siendo la forma de pago más usada en México. Aparte de ser moneda de cambio, ha tomado otras funciones adicionales fungiendo como un depósito de valor, aportando una sensación de resguardo para muchos mexicanos. Pensando en los gastos que realizamos día a día, podemos enumerar varias transacciones que no podrían haber sido completadas de no haber sido en efectivo, las compras en los tianguis, los tacos de la esquina, la compra rápida en tiendas de abarrotes, el antojo con los vendedores ambulantes, son sólo algunas de las varias interacciones que hacemos en efectivo. La realidad es que interactuamos tanto con el efectivo en México debido a que la mayor parte de la sociedad aún no tiene acceso a una cuenta bancaria o con algún otro tipo de herramienta financiera, haciendo el efectivo la única herramienta a su disposición.

Un estudio publicado por Banxico (2021) mostró que más de la mitad de los mexicanos ahorran usando efectivo. Encima de eso, el 32% de la población prefiere resguardar su efectivo de alguna forma que no involucre a una institución financiera, en parte por la falta de confianza que tenemos como sociedad en instituciones, en parte por el hábito sistémico que tenemos como país para depender del efectivo.

Así mismo, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) realizada en el 2021 mostró que el 90% de los mexicanos preferimos utilizar el efectivo para pagos de menos de 500 pesos y cerca del 80% lo seguimos prefiriendo para pagos mayores a 500 pesos. A comparación con el 12% que en ocasiones paga con tarjeta de débito y el 3.4% que consume con tarjetas de crédito. Confirmando así que el efectivo, en México, es rey.

Pero, ¿a qué se debe la preferencia del uso de efectivo?

Podríamos atribuirle a la falta de educación o acceso financiero que existe en el país, o a la carencia de infraestructura que limita los accesos para siquiera contar con una cuenta de banco, o utilizar otros métodos de consumo. Pero realmente estos factores y múltiples otros son consecuencias del sistema económico subdesarrollado que tenemos como país.

Frente a este panorama, iniciativas como MIDAS, que fomentan el movimiento económico desde sus aristas más pequeñas, comienzan a parecer necesarias. Enfocados en dar valor al consumo hecho por la única herramienta financiera universal, el efectivo.

Ofreciendo una herramienta digital como acompañamiento al uso de efectivo resulta en un primer paso no sólo para fomentar la participación económica, sino para una transición realista hacia una economía digital, dando acceso por primera vez a soporte, protección y beneficios económicos modernos a consumidores que no habían contado con ello antes.

Por lo tanto, proyectos como MIDAS podrían suponer un crecimiento económico para pequeños negocios y hacia el gran sector de la población que aún prefiere el uso de efectivo. Es importante tomar en cuenta que no sólo es un tema de preferencia, sino también de confianza. Ofreciendo el 5% de bonificación en cada gasto, no solo significa una motivación para confiar en una herramienta digital y tomar un paso hacia una economía más moderna, igual otorga una protección al consumidor en efectivo en contra de la inflación.

MIDAS es un proyecto creado para la realidad económica del ciudadano promedio. Si bien la modernización de las transacciones económicas se convierte en algo cada vez más cotidiano, también es cierto que el efectivo es la base bajo la que la economía se ha regido durante años. Por lo tanto, la transición hacia la digitalización debe ser confiable, llevada un paso a la vez y sin dejar a un lado el bien tangible en el que tantos mexicanos confían y con el que se sienten resguardados.

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El efectivo ha sido y sigue siendo la forma de pago más usada en México. Aparte de ser moneda de cambio, ha tomado otras funciones adicionales fungiendo como un depósito de valor, aportando una sensación de resguardo para muchos mexicanos. Pensando en los gastos que realizamos día a día, podemos enumerar varias transacciones que no podrían haber sido completadas de no haber sido en efectivo, las compras en los tianguis, los tacos de la esquina, la compra rápida en tiendas de abarrotes, el antojo con los vendedores ambulantes, son sólo algunas de las varias interacciones que hacemos en efectivo. La realidad es que interactuamos tanto con el efectivo en México debido a que la mayor parte de la sociedad aún no tiene acceso a una cuenta bancaria o con algún otro tipo de herramienta financiera, haciendo el efectivo la única herramienta a su disposición.

Un estudio publicado por Banxico (2021) mostró que más de la mitad de los mexicanos ahorran usando efectivo. Encima de eso, el 32% de la población prefiere resguardar su efectivo de alguna forma que no involucre a una institución financiera, en parte por la falta de confianza que tenemos como sociedad en instituciones, en parte por el hábito sistémico que tenemos como país para depender del efectivo.

Así mismo, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) realizada en el 2021 mostró que el 90% de los mexicanos preferimos utilizar el efectivo para pagos de menos de 500 pesos y cerca del 80% lo seguimos prefiriendo para pagos mayores a 500 pesos. A comparación con el 12% que en ocasiones paga con tarjeta de débito y el 3.4% que consume con tarjetas de crédito. Confirmando así que el efectivo, en México, es rey.

Pero, ¿a qué se debe la preferencia del uso de efectivo?

Podríamos atribuirle a la falta de educación o acceso financiero que existe en el país, o a la carencia de infraestructura que limita los accesos para siquiera contar con una cuenta de banco, o utilizar otros métodos de consumo. Pero realmente estos factores y múltiples otros son consecuencias del sistema económico subdesarrollado que tenemos como país.

Frente a este panorama, iniciativas como MIDAS, que fomentan el movimiento económico desde sus aristas más pequeñas, comienzan a parecer necesarias. Enfocados en dar valor al consumo hecho por la única herramienta financiera universal, el efectivo.

Ofreciendo una herramienta digital como acompañamiento al uso de efectivo resulta en un primer paso no sólo para fomentar la participación económica, sino para una transición realista hacia una economía digital, dando acceso por primera vez a soporte, protección y beneficios económicos modernos a consumidores que no habían contado con ello antes.

Por lo tanto, proyectos como MIDAS podrían suponer un crecimiento económico para pequeños negocios y hacia el gran sector de la población que aún prefiere el uso de efectivo. Es importante tomar en cuenta que no sólo es un tema de preferencia, sino también de confianza. Ofreciendo el 5% de bonificación en cada gasto, no solo significa una motivación para confiar en una herramienta digital y tomar un paso hacia una economía más moderna, igual otorga una protección al consumidor en efectivo en contra de la inflación.

MIDAS es un proyecto creado para la realidad económica del ciudadano promedio. Si bien la modernización de las transacciones económicas se convierte en algo cada vez más cotidiano, también es cierto que el efectivo es la base bajo la que la economía se ha regido durante años. Por lo tanto, la transición hacia la digitalización debe ser confiable, llevada un paso a la vez y sin dejar a un lado el bien tangible en el que tantos mexicanos confían y con el que se sienten resguardados.

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El efectivo ha sido y sigue siendo la forma de pago más usada en México. Aparte de ser moneda de cambio, ha tomado otras funciones adicionales fungiendo como un depósito de valor, aportando una sensación de resguardo para muchos mexicanos. Pensando en los gastos que realizamos día a día, podemos enumerar varias transacciones que no podrían haber sido completadas de no haber sido en efectivo, las compras en los tianguis, los tacos de la esquina, la compra rápida en tiendas de abarrotes, el antojo con los vendedores ambulantes, son sólo algunas de las varias interacciones que hacemos en efectivo. La realidad es que interactuamos tanto con el efectivo en México debido a que la mayor parte de la sociedad aún no tiene acceso a una cuenta bancaria o con algún otro tipo de herramienta financiera, haciendo el efectivo la única herramienta a su disposición.

Un estudio publicado por Banxico (2021) mostró que más de la mitad de los mexicanos ahorran usando efectivo. Encima de eso, el 32% de la población prefiere resguardar su efectivo de alguna forma que no involucre a una institución financiera, en parte por la falta de confianza que tenemos como sociedad en instituciones, en parte por el hábito sistémico que tenemos como país para depender del efectivo.

Así mismo, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) realizada en el 2021 mostró que el 90% de los mexicanos preferimos utilizar el efectivo para pagos de menos de 500 pesos y cerca del 80% lo seguimos prefiriendo para pagos mayores a 500 pesos. A comparación con el 12% que en ocasiones paga con tarjeta de débito y el 3.4% que consume con tarjetas de crédito. Confirmando así que el efectivo, en México, es rey.

Pero, ¿a qué se debe la preferencia del uso de efectivo?

Podríamos atribuirle a la falta de educación o acceso financiero que existe en el país, o a la carencia de infraestructura que limita los accesos para siquiera contar con una cuenta de banco, o utilizar otros métodos de consumo. Pero realmente estos factores y múltiples otros son consecuencias del sistema económico subdesarrollado que tenemos como país.

Frente a este panorama, iniciativas como MIDAS, que fomentan el movimiento económico desde sus aristas más pequeñas, comienzan a parecer necesarias. Enfocados en dar valor al consumo hecho por la única herramienta financiera universal, el efectivo.

Ofreciendo una herramienta digital como acompañamiento al uso de efectivo resulta en un primer paso no sólo para fomentar la participación económica, sino para una transición realista hacia una economía digital, dando acceso por primera vez a soporte, protección y beneficios económicos modernos a consumidores que no habían contado con ello antes.

Por lo tanto, proyectos como MIDAS podrían suponer un crecimiento económico para pequeños negocios y hacia el gran sector de la población que aún prefiere el uso de efectivo. Es importante tomar en cuenta que no sólo es un tema de preferencia, sino también de confianza. Ofreciendo el 5% de bonificación en cada gasto, no solo significa una motivación para confiar en una herramienta digital y tomar un paso hacia una economía más moderna, igual otorga una protección al consumidor en efectivo en contra de la inflación.

MIDAS es un proyecto creado para la realidad económica del ciudadano promedio. Si bien la modernización de las transacciones económicas se convierte en algo cada vez más cotidiano, también es cierto que el efectivo es la base bajo la que la economía se ha regido durante años. Por lo tanto, la transición hacia la digitalización debe ser confiable, llevada un paso a la vez y sin dejar a un lado el bien tangible en el que tantos mexicanos confían y con el que se sienten resguardados.

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